martes, 15 de diciembre de 2015

Entrevista con Pablo Dávalos. Tema: Perspectivas económicas Ecuador 2016



TELERAMA
Publicado el 15 dic. 2015
Analista Económico
Tema: Perspectivas económicas Ecuador 2016








Link : https://www.youtube.com/watch?v=tmA1QXuB71s

martes, 22 de septiembre de 2015

Entrevista Econ. Pablo Dávalos- Impuestos a la Herencia y Plusvalia



Entrevista Econ. Pablo Dávalos- Impuestos a la Herencia y Plusvalia







Publicado el 3 ago. 2015

El Economista Pablo Dávalos conversa con el presidente de la Asociación Escuela de Derecho, Carlos Varela Arias, sobre la situación económica que enfrenta el Ecuador para el año 2015 ademas de analizar las propuestas de impuesto a la plusvalía y herencias presentadas por el gobierno nacional.

Asociacion Escuela de Derecho


Link: https://www.youtube.com/watch?v=SkCxtqgtUbk

miércoles, 24 de junio de 2015

“El centro del problema no es el neoliberalismo, es el capitalismo”

Dialogos|Lunes, 11 de abril de 2011
El ecuatoriano Pablo Dávalos y sus reflexiones sobre el posneoliberalismo

“El centro del problema no es el neoliberalismo, es el capitalismo”

Asesor de la Conaie, la organización indígena más grande del Ecuador, miembro de Clacso y profesor universitario, Pablo Dávalos advierte sobre el “neoinstitucionalismo”, la continuación, dice, del neoliberalismo por otros medios. Las políticas extractivistas en América latina y el significado del sumak kawsay, la filosofía originaria del “buen vivir”, que en Ecuador está incorporada a la Constitución.

Por Verónica Gago y Diego Sztulwark
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Desde Quito

–Una de las paradojas más visibles en Ecuador es que a la vez que es una economía dolarizada, tiene la legislación más avanzada sobre “el buen vivir”. ¿Cómo conviven esas dos realidades? ¿Qué materialidad tiene, más allá del texto constitucional, la cuestión del buen vivir?
–Nosotros utilizamos el dólar para todas las transacciones, no tenemos moneda nacional. La pérdida de la moneda nacional se dio en la crisis financiera que tuvimos en 1999 y 2000. En esa crisis, los bancos implosionaron, produjeron una grave situación de conmoción y el gobierno de ese entonces optó por rescatarlos con recursos públicos, entre ellos, la moneda nacional. Las consecuencias fueron una devaluación y una inflación sin precedentes en el Ecuador que determinaron el fin de la moneda nacional y la adopción del dólar. Los dólares entonces tienen que venir necesariamente por la vía del comercio exterior. Eso ha obligado a que la economía ecuatoriana sea muy abierta con relación a los mercados mundiales. Al estar muy abiertos, somos muy vulnerables. El esquema de dolarización se ha sostenido, básicamente, por las remesas que envían los migrantes. En el año 2006, esas remesas alcanzaron un punto de 3000 millones de dólares, que para una economía tan pequeña como la ecuatoriana es muy significativo. Y, además, por la coyuntura de los altos precios del petróleo: en el año 2008, cada barril de petróleo se incrementó por sobre los 100 dólares, que para una economía que exporta petróleo como la ecuatoriana es también muy significativo.

–Es decir que la dolarización se sostiene por ingresos externos...

–Estas dos fuentes, el petróleo y las remesas, han sostenido la dolarización hasta el día de hoy, lo que ha significado que la economía ecuatoriana se convierta en una economía de rentistas, de consumo, en la que no hay producción. Eso también se puede visualizar en el hecho de que el desempleo –el abierto y el encubierto (es decir el subempleo)– alcanzan al 60 por ciento de la población económicamente activa de Ecuador. Es decir, cada 100 ecuatorianos en capacidad de trabajar apenas 40 ecuatorianos tienen empleo formal. El resto no tiene empleo y tiene que buscar estrategias de sobrevivencia. La dolarización ha trastrocado también el sistema de precios. En este momento, nuestra canasta familiar está sobre los 550 dólares, mientras que el salario mínimo vital está en 240 dólares. La poca industria nacional que queda es más bien complementaria a las importaciones. Esto también ha significado que el poder de los bancos se vaya concentrando cada vez más, porque son los que determinan a quiénes entregan créditos para la dolarización, y en función de esa capacidad de arbitraje se le otorga un enorme poder al sistema financiero.

–¿Qué se plantea desde el gobierno actual frente a esta situación?

–El gobierno necesita dólares y tiene que apostar a garantizar su mayor entrada. Pero como no hay industria, la única forma por la cual esos dólares ingresan es por la vía del endeudamiento y por la vía de la renta de los recursos naturales. No existen otras fuentes. Por un lado, el gobierno ha empezado un agresivo proceso de endeudamiento, sobre todo con China. En los últimos meses del año 2010 ha suscrito convenios bilaterales con China por cerca de 5 mil millones de dólares y ha entregado el petróleo como garantía de pago de esa deuda. Y la otra apuesta del gobierno de Rafael Correa está en ingresar a la extracción de recursos naturales, en especial la minería y los servicios ambientales.

–¿Qué tipo de propuesta surge de los movimientos sociales?

–Ante eso, los movimientos sociales, y en especial el movimiento indígena, han propuesto un nuevo paradigma de vivencia y convivencia que no se asienta ni en el desarrollo, ni en la noción de crecimiento, sino en nociones diferentes como la convivialidad, el respeto a la naturaleza, la solidaridad, la reciprocidad, la complementariedad. Este nuevo paradigma o esta nueva cosmovisión es denominada como la teoría de sumak kawsay o el “buen vivir” y efectivamente ha sido recogida en la Constitución ecuatoriana como régimen alternativo de desarrollo.

–¿Podría definir los puntos centrales de su carácter alternativo?

–En primer lugar, hay que romper las individualidades estratégicas, porque en el capitalismo uno piensa primero en sí mismo, uno dice “primero yo, yo soy ciudadano, yo soy consumidor, yo maximizo mis propios beneficios y utilidades”. La noción de sumak kawsay plantea una solidaridad de los seres humanos consigo mismos, que ha sido rota por el discurso del liberalismo. Pero, a diferencia del discurso del socialismo –que planteaba una relación con una sociedad más grande, y de esta sociedad con el Estado–, en el discurso del sumak kawsay la relación del individuo ya no es con el Estado sino con su sociedad más inmediata, con su comunidad, de donde los seres humanos tienen sus referentes más cercanos. Y esta sociedad a su vez se relaciona con otras sociedades más grandes de tal manera que las estructuras de poder se construyen de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. Lo segundo que plantea el sumak kawsay es quitarnos de la cabeza la noción de que más es preferible a menos. Es decir, de que siempre tenemos que producir y tener más según reza el paradigma del desarrollo, del crecimiento, de la acumulación. Y a no ver en los objetos la ontología de los seres humanos.

–Eso supone casi un cambio radical en los modos de vida...

–Por eso lo tercero tiene que ver con la dimensión del tiempo. Nosotros creemos que el tiempo es lineal y, por tanto, creemos en la acumulación. La estructura del tiempo que en este momento pertenece al capital. El sumak kawsay plantea devolverle a la sociedad el tiempo: una noción de temporalidad donde el tiempo pueda ser circular abierto. Un cuarto elemento es conferirle un sentido ético a la convivencia humana. Para el liberalismo puede haber democracia política pero no puede haber democracia económica, por eso la formación de utilidades de las empresas y de los consumidores no tiene absolutamente nada que ver con la ética. El sumak kawsay propone un cambio en ese sentido: ya no puedo enmascarar decisiones sociales en nombre de un consumo individual. Y eso significa que los recursos que han sido producidos por la explotación laboral o la depredación ambiental ya no pueden ser objetos del intercambio social. Hemos ahora logrado cierta legislación, por ejemplo para defendernos de la esclavitud o del trabajo infantil. Pero tenemos que avanzar más allá.

–Cuando se habla de alternativa en el Cono Sur, generalmente se postula al neodesarrollismo contra el neoliberalismo. ¿Cuáles serían los rasgos alternativos a esta vía neodesarrollista que hoy es la que tiene un consenso relativo en la región?

–El centro del problema no es el neoliberalismo. El centro del problema es el capitalismo. El neoliberalismo es una forma que asume el capitalismo, una forma concentrada en el poder que tienen las corporaciones y el capital financiero-especulativo. El capitalismo puede crear nuevas formas ideológicas, políticas, simbólicas, y un modo de reinventarse y lograr legitimidad a través de estas formas que ni siquiera son keynesianas, sino neodesarrollistas. Y fundamentalmente implican pensar que si nosotros explotamos la naturaleza vamos a tener recursos para hacer obra social. Eso es un engaño; como fue aquello que se decía en la época del neoliberalismo: que si privatizábamos absolutamente todo, íbamos a tener estabilidad económica. Finalmente, nunca tuvimos estabilidad económica. Igual ahora: si explotamos todos los recursos de la naturaleza, tampoco vamos a tener recursos para el sector social, ni tampoco recursos para el pleno empleo.

–¿Usted advierte sobre la capacidad del neoliberalismo para reinventarse?

–Estamos viendo cómo América latina entra en un proceso de reconversión caracterizado por la desindustrialización y la producción básicamente de commodities basadas en materias primas, donde los gobiernos utilizan el monopolio legítimo de la violencia para garantizar el despojo territorial, que significa la propiedad de pueblos ancestrales, para poner esos recursos naturales a circular en la órbita del capital. El neoliberalismo, a través del Consenso de Washington y las políticas del FMI y del Banco Mundial, adecuaron las economías en función de las necesidades del sistema-mundo, pero eso no significa que el neoliberalismo haya alcanzado las metas de estabilidad macroeconómica, ni mucho menos. Ahora estamos pasando a una nueva dinámica sustentada en la producción y en la renta de materias primas. Hay que estar atentos a los discursos que quieren justificar estas derivas extractivistas. El sistema que llamamos capitalismo tiene que ser cambiado, con las relaciones de poder que lo atraviesan, con los imaginarios que lo constituyen. El capitalismo tiene que ir al archivo de la historia de la humanidad, porque si sigue simplemente va a poner en riesgo a la vida humana sobre el planeta Tierra.

–Desde su perspectiva, el neodesarrollismo es compatible con el liberalismo. ¿Tiene esto que ver con cierto giro en las “recetas” de los organismos internacionales como el Banco Mundial?

–Es una pregunta muy pertinente, y pongo un ejemplo clarísimo. En América latina, ¿dónde han visto algún debate, algún texto, que critique al neoinstitucionalismo económico? Pero resulta que el neoinstitucionalismo económico es la doctrina, es el corpus teórico-analítico-epistemológico que está conduciendo las transformaciones y el cambio institucional de América latina y el mundo. Los penúltimos Premios Nobel de Economía, Elinor Ostrom y Oliver Williamson, son Premios Nobel institucionalistas. Joseph Stiglitz, a quien seguramente conocen bien en la Argentina, es un Premio Nobel institucionalista. También Douglas North de 1993 o Gary Becker de 1992. El institucionalismo plantea un discurso crítico a los mercados. Hay un texto de Stiglitz que se llama “El malestar en la globalización” publicado a inicios de 2000, donde se convierte en el más duro crítico del FMI y lo acusa de cosas que nosotros desde la izquierda lo habíamos acusado ya en la década del ’80. ¡Pero resulta que entonces Stiglitz era presidente del Banco Mundial! Es decir, trabajaba en Wa-shington en la oficina de enfrente a la del FMI. Esto se explica porque tienes al Banco Mundial realizando estudios a propósito de la reactivación del Estado; hay uno de 1997 que se llama “Reconstruyendo el Estado”, en el que plantea la forma por la cual tienes que reconstruir el Estado y la institucionalidad pública. Pero también recomienda la participación ciudadana, la democracia directa, el respeto a la naturaleza, la eliminación de la flexibilización laboral, etc. Entonces, una de dos: o el Banco Mundial se hizo de izquierda, o la izquierda se hizo del Banco Mundial.

–¿Cuál es su respuesta?
–Es necesario empezar a indagar y a posicionar los debates económicos. Porque en la década de los ’80 teníamos en claro lo que significaba el Consenso de Washington y el neoliberalismo. En la versión de Friedman, de Hayek, de Von Mises o de los neoliberales criollos, como Cavallo. Ahora bien, resulta que el neoliberalismo va cambiando, va mutando; el capitalismo de 2000 no es el capitalismo de 1990, en absoluto. Por eso es que ahora acude a otros expedientes teóricos mucho más complejos, con una epistéme más interdisciplinaria. ¿Y qué hacemos nosotros en la izquierda? ¡Nos quedamos criticando el Consenso de Washington cuando el Consenso de Washington ya ha sido criticado por el mismo FMI e incluso por el Banco Mundial! Y resulta que ahora, en la década del 2010 vemos cómo los cambios teóricos se dan hacia el neoinstitucionalismo y la izquierda latinoamericana no han creado su oportunidad de debatir, analizar y discutir con el neoinstitucionalismo económico. No podemos quedarnos en los marcos epistemológicos que justifican la nueva imposición neoliberal. Por eso, nosotros hablamos de postneoliberalismo, aquí en el Ecuador, para referirnos a la etapa del cambio institucional.
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martes, 24 de febrero de 2015

Riesgos de crisis en la economía ecuatoriana

Boletín ICCI
"RIMAY"

Publicación mensual del Instituto Científico de Culturas Indígenas.
Año 3, No. 21, diciembre del 2000

Riesgos de crisis en la economía ecuatoriana

Pablo Dávalos

De las economías de relativa importancia en América Latina, el Ecuador ha sido el único país que ha expresado de manera explícita su compromiso de pertenecer al área dólar, bajo un esquema de pérdida completa de soberanía monetaria y de adscripción con todo tipo de concesiones a la política exterior de los Estados Unidos de América. Habría que añadir también la propuesta del gobierno de El Salvador de dolarizar su economía al estilo del Ecuador.

La decisión de dolarizar la economía ecuatoriana significa un gran triunfo político para los Estados Unidos y la consolidación de una iniciativa que pone a América Latina bajo el dominio directo del dólar americano. A la decisión ecuatoriana habría que incorporar también la convertibilidad argentina. Empero de ello, cuáles son los argumentos que sustentan las propuestas de dolarizar o de tener una caja de conversión fija? Porqué los denominados agentes económicos aceptan este tipo de medidas sin que medien procesos de resistencia o de oposición a estas medidas? Porqué ha calado tan hondo la idea y la propuesta de dolarizar las economías?

Tanto la dolarización cuanto la convertibilidad son esquemas que en economía se conocen con el nombre de tipos de cambio fijos. Su pertinencia en el debate político y económico de latinoamérica se hizo más acuciante ante el fracaso de las medidas de ajuste estructural y estabilización macroeconómica preconizadas desde inicios de los años ochenta, por las multilaterales de crédito, en especial el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano para el desarrollo (BID), entre las más importantes.

En efecto, mientras más se "ajustaban" las economías al tenor de las recomendaciones del FMI, más aguda se volvía la crisis, más vulnerable se demostraba el aparato productivo interno frente a los shocks externos, más profunda se volvía la recesión, y más rápidamente se extendía la pobreza. El razonamiento del FMI se basaba en una lógica de tienda de esquina: si los egresos son mayores que los ingresos, entonces es necesario o bien aumentar los ingresos (generalmente vía impuestos regresivos), o bien disminuir los gastos (vía reducción del gasto en inversión, en salud, en educación, en bienestar social), o una mezcla de ambas cosas.

La situación se volvió así crítica para millones de personas que de repente vieron fragilizarse sus condiciones de vida y su situación laboral. Se generaba un ciclo perverso en el cual a medida que se profundizaba la crisis se adoptaban medidas de ajuste cada vez más drásticas que conllevaban a nuevas y más graves situaciones de crisis, fragilizando el tejido social, generando incertidumbres sobre la situación económica del corto plazo para millones de hogares, destruyendo el aparato productivo interno, provocando comportamientos especulativos en la población, desgastando las posibilidades de la política económica. Una situación que buscaba salidas políticas a través de los populismos de derecha, o de regímenes de facto. El ajuste económico se reforzaba de esta manera a partir de los mismos efectos negativos que generaba.

Por otro lado, las repercusiones de la crisis financiera internacional llegaban a los mercados internos por la vía de la pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional frente a las divisas extranjeras. Estas devaluaciones, que fueron altamente recomendadas por el FMI para promover las exportaciones, terminaron por erosionar la capacidad adquisitiva de los hogares, generando serias y soterradas resistencias a todo tipo de políticas que recomienden la devaluación del tipo de cambio doméstico.

Es justamente allí cuando desde el punto de vista del monetarismo se insinuó la posibilidad de que cambiando la moneda nacional por una divisa fuerte, en la ocurrencia el dólar americano, los problemas derivados de la moneda nacional, como la devaluación con la consiguiente inflación y aumento en las tasas de interés, podrían resolverse de una vez por todas.

Para el monetarismo, que es una versión del neoliberalismo imperante en la economía, la culpa de los males de un país los tiene su moneda. Si existe inflación, dicen los monetaristas del FMI, es porque los políticos han hecho funcionar la máquina de hacer billetes (emisión monetaria) de manera irresponsable, entonces es necesario quitarles esa atribución y con ello los problemas ligados a la moneda, como la inflación o las altas tasas de interés, desaparecerán.

Un razonamiento que a primera vista parece bastante efectivo, y precisamente por esa efectividad ha funcionado a nivel ideológico como argumento de peso para la dolarización. Empero de ello, las cosas no son tan simples como lo creen los monetaristas del FMI. Y la prueba concreta está en el caso ecuatoriano.

Efectivamente, el Ecuador se ha convertido en virtud de sus particulares condiciones sociales, políticas y económicas, en una especie de laboratorio en el cual pueden practicarse una serie de procesos sociales, que, de tener éxito, podrían luego replicarse en otros países o regiones.
Sucedió así cuando Ecuador no pudo pagar la deuda externa de los Bonos Brady. Entonces el FMI ideó una estrategia que serviría ante la eventualidad que un país grande o un conjunto de países entren en la misma situación de moratoria de la deuda externa. Esa estrategia apuntaba a medir la reacción de los mercados financieros de capitales ante dos escenarios, el primero es aquel por el cual un país deja de pagar los Bonos Brady, y el segundo es cuando ese país propone un esquema de renegociación de la deuda externa. La reacción de los mercados mundiales de capitales, podría ser medida a partir de su respuesta ante la situación ecuatoriana y en virtud de esta respuesta se podrían delinear estrategias que sirvan para momentos en los cuales las economías más grandes acudan al mismo proceso de renegociación.

De esta misma manera, el Ecuador sirve ahora de laboratorio de experimentación para controlar los efectos económicos, políticos, sociales y hasta simbólicos de la dolarización. Si el experimento ecuatoriano tiene éxito, entonces es bastante probable que la dolarización se inscriba con fuerza en el debate político y en el horizonte de acción al mediano plazo de los países latinoamericanos.
Pero una evaluación de tal experimento demuestra que el proceso de dolarización está provocando mayores problemas que aquellos que supuestamente iba a resolver. En efecto, se pensó que con la dolarización las tasas de inflación domésticas se pondrían al mediano plazo al mismo nivel que en los Estados Unidos, es decir, alrededor de un 4% anual. Este fue uno de los argumentos más utilizados para provocar adhesiones y legitimidades al proceso de dolarización. Un segundo argumento, asimismo utilizado de manera insistente, radicaba en la pretensión de que las altas tasas de interés vigentes descenderían al mismo nivel de aquellas de Estados Unidos, algo así como un 6% de tasa activa anual. Un tercer argumento insistía en el hecho de recuperar la capacidad adquisitiva de los salarios perdida a partir de las continuas devaluaciones. Y un cuarto argumento, señalaba en la desaparición de la incertidumbre provocada por la inestabilidad del tipo de cambio.

Respecto a los argumentos en contra no se dijo casi nada desde el discurso oficial, y sobre los riesgos que implicaba la dolarización casi no se habló en absoluto. Ahora bien, a casi un año de la imposición de la dolarización en Ecuador, qué resultados podemos evaluar? Qué consecuencias podemos deducir hasta ahora? Qué aspectos son los más importantes a reseñar? Ha tenido éxito la dolarización en Ecuador?

Los datos existentes a la fecha nos dicen que no. A casi un año de dolarizar al Ecuador, se puede constatar la existencia de algunos fenómenos importantes:

Primo: la inflación se disparó a partir de la imposición del esquema de dolarización. En efecto, en 1999, la media anual de inflación a diciembre de ese año estaba en el 43.4%, a la sazón la tasa de inflación más alta de toda América Latina. Una vez aprobado el esquema de dolarización al mes siguiente (enero del 2000), la tasa de inflación se incrementó súbitamente al 3,1% mensual, pasando a un acumulado del 60% anual, y para fines del año 2000, la inflación se situaba por encima del 100% anual, y amenaza en convertirse en inflación rampante previa a un proceso de hiperinflación. Esta situación es absolutamente inédita en el Ecuador, que ha tenido un promedio histórico en el último decenio de 30% de inflación acumulada anual.

Secondo: las tasas de interés expresadas en dólares se situaban en alrededor del 10% a diciembre de 1998. Si bien es cierto que la tasa de interés expresada en sucres llegó a un astronómico 280% con los intereses que pagaba el Estado por los bonos de estabilización monetaria al corto plazo, las transacciones hechas en dólares promediaban el 10% anual. Para enero del 2000, las tasas de interés suben al 15% anual, y cinco meses más tarde se situaban en alrededor del 20% anual. El mismo Banco Central habría de participar en el mercado financiero imponiendo un techo máximo para las tasas de interés activas en el 25% anual.

Tertio: El salario mínimo vital, a enero de 1998 se situaba en alrededor de 20 USD, para enero del 2000, el salario mínimo vital era de apenas 4 USD. El salario unificado, que integra a su interior varios componentes de compensación salarial, para enero de 1998 se situaba en alrededor de 163 USD, para enero de 1999 se situó en alrededor de 141 USD, y para enero del 2000, estuvo en 48 USD. En virtud del grave desajuste provocado a nivel salarial, el gobierno decidió a mediados del año 2000, incrementar el salario más los componentes de bonificación salarial en alrededor de 100 USD, es decir, en apenas dos años se había perdido un 60% de la capacidad adquisitiva, y la dolarización no había posibilitado, al menos hasta fines del año 2000, una recuperación del salario de los trabajadores.

Tetra: las exportaciones no petroleras ecuatorianas, en 1998 alcanzaron los 3.280 millones de dólares, para 1999 bajaron a 1.650 millones de dólares, y a fines del año 2000, no llegan a los mil millones de dólares. Se puede notar una pérdida de competitividad en el sector floricultor que ha cedido posiciones frente a los productores más competitivos de la región, en el sector camaronero que sucumbió ante los problemas de la "mancha blanca", y en el caso del banano que tuvo problemas de negociación internacional sobre todo con el mercado europeo. Es decir, la dolarización no ha provocado cambios importantes que revitalicen a uno de los sectores más estratégicos de la economía.

Una evaluación superficial y muy grosso modo delineada, da cuenta de que el proceso de dolarización en el Ecuador no tiene mayor viabilidad en el mediano plazo, y que actualmente se sostiene gracias al espejismo petrolero y a las remesas que cotidianamente envían los miles de exiliados por la crisis y el hambre. Vistas así las cosas, el futuro del Ecuador es bastante incierto y la dolarización, una vez pasado el espejismo petrolero se revelará como una camisa de fuerza que podría sumir al país en una crisis


© Los artículos del presente Boletín ICCI, pueden reproducirse citando la fuente

Publicado en: http://icci.nativeweb.org/boletin/21/davalos.html

sábado, 21 de febrero de 2015

Carta Abierta a Alberto Acosta Revista Tintají Mayo 2006

Mayo 2006 
Es curioso, en mayo de 2006, publiqué una Carta Abierta a Alberto Acosta, en la revista Tintají, advirtiéndole el peligro de la precandidatura de Rafael Correa, transcribo algunos párrafos de esa 

Carta Abierta: 

"Carta Abierta a Alberto Acosta

Querido Alberto:
Antes que nada quiero reconocer tu honestidad a toda prueba, tu valía intelectual, tu solvencia moral y tu compromiso. Justamente por ello, porque toda tu vida ha estado dedicada a combatir al poder, y has estado siempre junto a los pobres de nuestro país, he creído conveniente dirigirte algunas dudas que, creo yo, las compartimos muchos, y por ello me atrevo a hacerlas públicas. Personalmente te considero mi amigo, mi camarada, y es esa consideración la que me obliga a plantearte lo siguiente:

1.- Tú sabes que las elecciones no cambian las relaciones de poder, menos aún en una sociedad racista y autoritaria como la nuestra. Sabes también que las elecciones solamente pueden constituirse en espacios de liberación a condición que se sumen procesos, organizaciones, y converjan las resistencias y movilizaciones de nuestro pueblo, dándole consistencia política y organizativa a cualquier experiencia electoral, y más aún si se logra acceder al gobierno. Por ello me sorprende tu apoyo y tu compromiso con la precandidatura presidencial de Rafael Correa, porque no se trata de candidaturas, ni de expectativas de votos, se trata de algo más profundo y tiene que ver con la posibilidad real de cambiar nuestro país. ¿Crees en verdad que la precandidatura de Correa, en el caso que se concrete y gane las elecciones, puede ayudarnos a cambiar este país? Y lo digo en serio, porque detrás de esa precandidatura confluyen sectores variopintos cuya única expectativa es la de acceder al gobierno y desde allí ganar posiciones de poder. No es gratuito que la dirigencia del movimiento indígena haya puesto distancias con esa precandidatura, ni que la izquierda ecuatoriana, con todos los defectos y culpas que podamos asignarle, la mire con desconfianza. Me pregunto, y nos preguntamos muchos ¿es viable una precandidatura cuyo único argumento político es que tiene un determinado porcentaje de votos? ¿es posible construir una opción real de cambio cuando con ese porcentaje de votos se quiere obligar a las organizaciones sociales y políticas a que se “sumen”? ¿es correcto que se manipulen a las organizaciones sociales solamente pensando en cálculos electorales? ¿Es político utilizar el argumento de la “intención de voto” para imponer una política de alianzas y desde allí confrontar al poder? ¿Es lícito jugar con los intereses personales que pueden tener algunos dirigentes sociales para obligarles a sumarse ¿No estamos cayendo en el mismo juego que hemos criticado y con razón al poder?

2.- Hemos escuchado con mucha insistencia las referencias al proceso venezolano y a la revolución bolivariana, sobre todo desde la precandidatura de Rafael Correa, y créeme que esas referencias me asustan porque significan que no se ha comprendido nada ni del país ni del continente. ¿Pretende Correa, en el caso de que gane la presidencia, construir desde el Estado, organizaciones sociales al tenor de una nebulosa propuesta bolivariana? Al parecer esa sería la intención. Lo que demuestra que no conoce nuestro país. Aquí, no es viable la propuesta bolivariana al estilo venezolano porque existe una poderosa organización social. Somos un país organizado, desde los comités barriales, pasando por las organizaciones deportivas, hasta movimientos sociales como el movimiento indígena. Y hay que respetar ese tejido organizativo. En Venezuela, Adeco y Copei destruyeron la organización social, crearon un Estado sin ciudadanías. Chávez ha tenido que reconstruirlas desde el estado y apelando a prácticas clientelares y populistas, está bien, es su proceso, gracias a eso se ha convertido nada menos que en interpelante del poder norteamericano. Pero en nuestro país, pensar algo parecido es una verdadera locura y puede llevarnos a extremos que signifiquen la cooptación por parte del Estado del tejido social, y eso significaría su destrucción. En realidad significaría retornar a las prácticas de Lucio Gutiérrez. ¿No te has puesto, querido amigo, a pensar que la propuesta política de la precandidatura de Correa puede ser una amenaza para el país? ¿Qué bajo el disfraz de la precandidatura de centroizquierda estemos nuevamente apostando a un Lucio ilustrado?

3.- Hay algo que a mí me parece no negociable bajo ningún motivo y es la paz. No se puede negociar la paz porque significaría negociar la vida. Pero el precandidato al que apoyas negoció la paz del país cuando votó por Luis Alberto Moreno para la presidencia del BID. Tú sabes quién es Moreno, lo denunciaste cuando se cometieron los atracos bancarios en 1999. Moreno es la persona que con Nicolás Landes quebró al Banco Popular. El año de 1999 fue dramático para todos. Pero no solo ello, Moreno es el mentalizador del Plan Colombia. Votar por él era votar por las fumigaciones, por los asesinatos, por la violencia. ¿Te parece suficiente premio el candidatizar a la presidencia de nuestro país a alguien que negoció la paz? ¿No te parece que si queremos cambiar al país debemos tener límites éticos, y nosotros más que nadie? ¿Qué les podemos decir a los amigos, familiares y compañeros de Angel Zhingri, asesinado por haberse opuesto al Plan Colombia? ¿Cómo les decimos que la persona que negoció la paz y los traicionó es ahora nuestro candidato? ¿Es ético, entonces, apoyar a Correa para que sea Presidente de nuestro país?

4.- La vida está llena de paradojas y de contradicciones. Uno de los sueños a los que siempre apostaste es a la unidad de la izquierda. Tarea para Sísifo, qué duda cabe. Pero justamente ahora se están dando las condiciones para que la izquierda, con todos sus defectos, con todas sus virtudes, con todos sus pecados, haya optado por unirse ante este periodo electoral. Finalmente tirios y troyanos han comprendido que hay que enfrentar de manera unida a los gigantes del poder aunque se disfracen de molinos de viento. Es una coyuntura única porque será la primera vez que la izquierda decida unirse bajo un solo candidato y un solo programa electoral. Y ese proceso te encontró justamente al otro lado de la orilla. ¡Ironías de la vida! Tú, que siempre apostaste a que la izquierda se una, te encuentras al otro lado y, sin que te lo hayas propuesto ¡dividiéndola!"


Con un abrazo fraterno

Pablo Dávalos
Quito, 20 de mayo de 2006