viernes, 22 de diciembre de 2023

Un testimonio y una crónica sobre un texto, la política y la academia

 Un testimonio y una crónica sobre un texto, la política y la academia

Pablo Dávalos

En noviembre del año 2023 y una vez que, producto de la muerte cruzada decretada por el entonces Presidente ecuatoriano Guillermo Lasso, se posesionó el nuevo Presidente Daniel Noboa, éste envió a la Asamblea Nacional, a la semana de su posesión, el proyecto de ley económica urgente: Ley Orgánica de Eficiencia Económica y Generación de Empleo. Se trata de un proyecto de ley complejo porque altera varios marcos jurídicos y cambia las reglas de juego del capitalismo en el Ecuador. 

Cuando leí por vez primera esta propuesta de ley la analicé artículo por artículo y con las referencias de rigor tuve que remitirme a sus respectivos marcos jurídicos (Código Tributario, Ley de Régimen Tributario Interno, etc.) para contextualizarlos. Avancé en ese análisis que me permitió comprender que, en realidad, había algo más profundo y que necesitaba de una perspectiva epistemológica más adecuada. 

Esa perspectiva epistemológica era la economía política, sobre todo, el marxismo. Es decir, había que acudir a los conceptos de acumulación de capital, concentración de capital, centralización, entre otros, para comprender esa complejidad y la intencionalidad subyacente a esas reformas legales. Pero la apelación al marxismo era también la propuesta teórica de totalidad en tanto dialéctica e histórica. Es decir, ver en esas reformas intentos de modernización capitalista a partir de alterar las reglas de juego y de las resistencias sociales que el marxismo las codifica y comprende como lucha de clases; se trata, por tanto, intuir un proceso histórico de modernización capitalista y de cambios en los grupos de poder económico y los patrones de acumulación, siempre en el marco de una economía rentista y corrupta. 

Es desde ahí que empiezo a tener una perspectiva diferente con respecto a esas reformas legales propuestas por el Presidente Noboa: aquello que estaba en juego era la posibilidad de la conformación de una convergencia entre grupos económicos para nuevos polos de concentración de capital, sobre todo en el comercio exterior, la industria de la energía y el capital inmobiliario. 

Así, tuve que retornar a mis investigaciones sobre el desarrollo del capitalismo en el Ecuador y ver las formas que asumían los procesos de acumulación de capital. Había, en efecto, ya avanzado en esa investigación sobre el desarrollo del capitalismo en el Ecuador, por lo que tenía ya el marco teórico general sobre el cual comprender, situar y referir las reformas legales planteadas por Guillermo Lasso cuando este fue Presidente, así como aquellas de Daniel Noboa quien fue su relevo. 

Por supuesto que en las reformas legales de ambos subyacen cuestiones de clase y de modernización capitalista pero también hay detalles que dan cuenta de una comprensión más in fine del tránsito del proceso de modernización del capitalismo y que permitían intuir porqué se había generado un vacío alrededor de Guillermo Lasso que lo orilló a decretar la “muerte cruzada”: las elites consideraron que si aprobaban las reformas de Lasso eso transfería un enorme poder y una gran capacidad discrecional sobre detalles claves de la acumulación de capital a los bancos y al sector financiero. Lasso también fracasó por el vacío político que le hicieron grupos económicos vinculados más a la producción y al comercio exterior y que resentían del poder que podían acumular los bancos con las nuevas reglas de juego propuestas.

Ahora bien, una vez que podía plantear el marco teórico, el contexto histórico y las particularidades de esa modernización capitalista en Lasso y Noboa y, desde ahí, analizar las reformas propuestas por el gobierno de Noboa y tener un texto adecuado para el efecto, la cuestión, una vez terminado el texto, era, evidentemente, darlo a conocer y, de esta forma, incidir en el debate. 

¿Cómo hacerlo? La cuestión más normal en el caso de estudios y análisis sobre un aspecto de la realidad económica y social era aquella del paper científico. Pero eso me planteaba varios problemas de forma y fondo. Un paper científico lo leen pocas personas y su incidencia en el debate de la coyuntura es marginal, por no decir nula. El formato del paper, de hecho, no me permitía en absoluto indicar que aquello que estaba en el debate era una cuestión de grupos económicos que buscaban maximizar su captura del Estado para favorecer sus posiciones estratégicas dentro de la acumulación de capital y la modernización del capitalismo. 

En un paper tenía que cumplir varios requisitos formales: desde el número ORCID, el abstract, las palabras claves, hasta la estructura del texto: con una presentación que dé cuenta del estado del arte sobre la modernización capitalista, los grupos económicos y la utilización de los marcos juridicos existentes para, desde la captura del Estado, alterarlos en función de sus intereses estratégicos. 

Ciertamente que hay reflexiones a ese tenor pero con otros contextos y que no ayudaban para nada para la fundamentación teórica e histórica de lo que quería hacer. Además, el paper tiene que estar salpicado de referencias bibliográficas en formato Zotero (o similares) y con el correspondiente DOI para la bibliografía (con su respectivo exceso barroco: mientras más bibliografía mucho mejor). 

Pero de verdad ¿quién lee un texto así? Quizá alguien de la academia que lo necesita como una referencia para hacer lo mismo pero desde otras coordenadas históricas o coyunturales; es decir, podía ser leído por un colega que también tenía la necesidad de ese texto para acumular sus referencias bibliográficas en otro texto. Glosa sobre glosa. Hermenéutica pura; y, la verdad, no veo a dirigentes sociales, indígenas, sindicales o estudiantiles haciendo eso.

En términos de fondo, un paper desde una visión marxista y de lucha de clases tiene poquísimas posibilidades de ser publicado en el ámbito académico dominante en donde hay ya un mainstream teórico sobre aquello que se puede decir sobre la estructura económica de un país y la lucha política. No solo eso sino que tenía, además, enviarlo a revistas de impacto (aunque sean de impacto mínimo o relativo) y esperar pacientemente a que los inquisidores den el imprimatur correspondiente. Para darle un barniz más “científico” quizá podía pensar en añadir ecuaciones matemáticas para, desde esa perspectiva (que por supuesto hay matemáticas en la economía política), hacerlo más “complejo”. Si ponía matemáticas ahuyentaba a los posibles lectores aunque ganaba en rigurosidad positiva. 

Ello habría significado, al menos, un año entre el envío y su publicación si, finalmente, se publicaba. Además, si quería que se publique probablemente me habría tocado pagar una cantidad significativa que ahora cobran las revistas de impacto. Sin embargo, en ese año el país habría cambiado y aquello que realmente quería: contribuir al debate sobre las reformas legales propuestas por el Presidente Noboa desde un enfoque de economía política, habría perdido toda pertinencia. 

Ahora bien, este es más o menos el ambiente de cualquier académico con respecto a la problemática de sus respectivas sociedades. Están, prácticamente, excluidos de comprometerse, a través de su reflexión teórica, con aquello que sucede en sus respectivas sociedades.

Esto da cuenta que la reflexión teórica y académica, al menos en el área de las ciencias sociales, está destinada a llegar tarde (o nunca) y cuando ya la sociedad enfrenta otros desafíos que han nacido, precisamente, de aquellos fenómenos que no pudieron explicarse y debatirse teóricamente cuando sucedieron. Eso pasó, por ejemplo, cuando el país suscribió acuerdos con el FMI en el año 2019 y 2020. Han pasado los años y la academia, salvo muy pocas excepciones y de manera marginal, no ha considerado de su interés científico analizar esos acuerdos de política económica con el FMI a pesar de su enorme trascendencia. 

Ese alejamiento de la reflexión teórica y científica de los problemas urgentes de sus sociedades es una creación que se exacerba con el capitalismo tardío y su formato mercantil del conocimiento y de la universidad neoliberal. Es la construcción de la academia como una burbuja por fuera de las contingencias de la historia para, supuestamente, impedir su contaminación por esas determinaciones contingentes y, al mismo tiempo, crear un soporte epistemológico a las estructuras de la dominación política e ideológica. Así, la academia, se separa de su propio presente y se convierte en una garantía del poder. Mientras más alejada esté de su sociedad más cientificidad, aparentemente, posee. Es una estrategia que impide la conexión entre el pensamiento crítico y los problemas sociales y su posible resolución. 

Por lo tanto, era imposible que tome la vía de la academia para contribuir al debate teórico sobre esas propuestas de ley y socializar mis hipótesis desde los procesos de modernización capitalista en un ambiente en donde participar en ese debate era fundamental. 

Me quedaba el recurso del periodismo pero eso también tiene sus límites porque se pone en las antípodas del paper científico. Mientras que el paper teóricamente al menos tiene más rigurosidad teórica y académica, el artículo periodístico se inscribe directamente sobre la coyuntura pero desde la doxa. No hay episteme posible en el artículo periodístico, incluso si es de investigación y análisis, porque, y por definición, ese texto periodístico es doxa y, como se sabe al menos desde Platón, la doxa está al otro lado de la orilla en donde se encuentra la episteme. 

¿Qué hacer? Finalmente escribí un texto académico pero sin el corsé del academicismo dominante. Lo titulé: Economía Política de la acumulación de capital: Las reformas legales de Guillermo Lasso y Daniel Noboa. Se trata de un estudio relativamente largo (11.139 palabras) y relativamente complejo. En el texto, la introducción sitúa el problema teórico y sus correspondientes antecedentes políticos y jurídicos de las reformas jurídicas propuestas por el Presidente Daniel Noboa. El desarrollo del tema comienza con la descripción de los procesos de acumulación de capital y de captura del Estado por parte de los grupos económicos; luego de ello se explica cada uno de los temas macro de la propuesta de reforma legal: (i) la desregulación tributaria y fiscal; (ii) la liberalización de la economía a través de las zonas francas; (iii) la privatización del Estado a través del mecanismo de las Asociaciones Público-Privadas; y, finalmente (iv) las conclusiones. 

Es, definitivamente, un texto académico, creo yo, pero que escapa del corsé de las formas academicistas y cientificistas impuestas a toda reflexión teórica que se pretenda rigurosa. Está redactado de tal manera que le otorgue el lector las herramientas conceptuales y de análisis, al menos las más básicas, para entender la complejidad de las luchas de poder que subyacen a las reformas legales que se plantean. Se inscribe de lleno dentro del marco teórico de la economía política. 

Ahora bien, una vez escrito la idea era posicionarlo dentro del debate. Para ello utilicé las redes sociales existentes. Puse una referencia en la red social X (antes Twitter) y, además en la red social Facebook. También envié vía Whastapp a varios contactos claves como profesores universitarios, intelectuales, líderes sociales, periodistas, influencers, amigos y redes internas de whastapp. 

En poco tiempo los conceptos que ahí se planteaban empezaron a formar parte del debate nacional. Así, líderes indígenas o dirigentes sindicales empezaron a hablar en términos de economía política, esto es, su posición ante la propuesta de ley era de que esta pertenecía y beneficiaba a los intereses de grupos económicos por disputar espacios y utilizar al Estado en beneficio propio. 

La utilización de las redes sociales para provocar, suscitar e involucrar a la sociedad en los debates que le corresponden y sobre los cuales necesita diferentes puntos de vista, permite crear un espacio que, lamentablemente, no lo tiene la academia. Gracias a la utilización intensiva de las redes sociales, el texto que escribí y que es relativamente denso, pudo posicionarse y contribuir a ese debate. En contraste, la academia casi nunca utiliza las redes sociales y es tal su desprecio por las redes sociales que ha creado sus propias redes sociales académicas que son visitadas, obviamente, solamente por otros académicos. Esas redes sociales académicas nunca forman parte de las inquietudes de la sociedad (pienso, por ejemplo en ResearchGate) ¿Por qué los académicos no utilizan las redes sociales para promocionar sus investigaciones? Quizá porque creen que su burbuja les da certezas inexorables y porque coinciden con Umberto Eco en que las redes sociales son el espacio ideal para aquellos a quienes los griegos clásicos denominaban idiotas.

La inmensa mayoría de la población mundial ha hecho de las redes sociales su referente existencial para ser y estar en el mundo. Hay un componente de ontología social en esas redes sociales. Por ello, utilizarlas para, desde ahí, crear las condiciones para un debate político y científico sobre la coyuntura concreta de una sociedad es pertinente. Al menos es lo que hice con mi texto. 

Así, creo que mi texto contribuyó para que el debate político cambie. En diferentes pronunciamientos, periodistas, influencers, y muchas personas, situaron y refirieron a la propuesta de ley del Presidente Daniel Noboa como una estrategia de los grupos económicos por aprovecharse del Estado. Se trataba, definitivamente, de una visión de economía política. 

Así, el pronunciamiento oficial de la organización social más poderosa del país, la organización indígena CONAIE, retomaba los puntos centrales de mi texto para su pronunciamiento público. Lo mismo con el Partido Socialista, o con la dirigencia sindical. En la red X (antes Twitter), los críticos a la propuesta de ley de Daniel Noboa, utilizaron conceptos de la economía política para referirse a ella. En mi blog personal (www.pablo-davalos.blogspot.com), las primeras semanas el texto alcanzó algo más de 600 visualizaciones algo que en la academia, generalmente, tarda meses o años en conseguirse (a veces nunca). El texto, además, fue replicado por el portal español Rebelion.org (https://rebelion.org/las-reformas-legales-de-guillermo-lasso-y-daniel-noboa/y por el Portal Ecuador Today

De esta forma, mi texto pudo formar parte del debate político a propósito de una coyuntura realmente importante como fue la propuesta de ley que, finalmente fue aprobada por la Asamblea Nacional del Ecuador y publicada en el Registro Oficial del 20 de diciembre de 2023. Con esto no quiero reivindicar ni la primacía ni el privilegio del análisis de economía política que, indudablemente, forma parte del acerbo de organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda, intelectuales y otras personas preocupadas por la realidad. Solo quiero indicar que el texto contribuyó a esa corriente pero solo porque pudo zafarse del corsé de la academia. 

Esto quiere decir que hay posibilidades de hacer otro tipo de academia, otro tipo de reflexión teórica, más vinculada a la sociedad y a las reflexiones sobre su propio presente y que puede utilizar aquello que la sociedad posee en ese momento. En este caso se trata de las redes sociales. Obviamente la publicación de mi análisis no me reporta ningún beneficio académico. El texto publicado y que se divulgó en esa coyuntura desde las redes sociales no forma parte del index moderno de publicaciones de alto, mediano o mínimo impacto. 

Empero de ello, pienso que fue una publicación que contribuyó a la discusión que se hizo al efecto y desde varias perspectivas y actores. Que permitió que varios lideres sociales, intelectuales (sobre todo de izquierda), periodistas, y público en general, puedan tener a su disposición un conjunto de hipótesis y reflexiones rigurosas que les permitan tener una opinión diferente al mainstream dominante. Si bien es cierto que la ley finalmente fue aprobada también es cierto que la historia es un campo de disputas en donde prima siempre lo contingente y nunca está dicha la última palabra.

Esta reflexión y que parte desde un testimonio personal tiene que ver con la forma que adopta  el conocimiento en las sociedades del capitalismo tardío. Existe una especie de neutralización política al conocimiento que impide que ese conocimiento pueda ayudar a las sociedades a conocerse mejor a sí mismas y, por ende, a transformarse. El conocimiento se desvincula de toda consecuencia social y de toda militancia y compromiso. Se crean distancias irreductibles entre la episteme y su praxis. Pero, ¿qué es el conocimiento sin militancia, sin compromiso? Recuerdo unos versos del poeta. Silvio Rodríguez: “¿Qué cosa fuera?/ ¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?/(…)/Un testaferro del traidor de los aplausos/ Un servidor de pasado en copa nueva/ Un eternizador de dioses del ocaso”, porque esos versos son pertinentes para expresar ese malestar de un conocimiento, y de una universidad, hecha de oropeles y guirnaldas que sirve a “dioses del ocaso” y que se ha puesto como divisa dar la espalda a su propia historia, a su propia sociedad. 

Pero no siempre fue así. En realidad nunca fue así. El conocimiento, al menos en los orígenes de la modernidad, siempre sirvió para criticar el presente y apostar al futuro. El teórico marxista Walter Benjamin, en sus Tesis sobre la Historia, escribía que la utopía debe servir para iluminar aquello que debe ser destruido. Justamente para evitar esa luz sobre un orden histórico decadente, el conocimiento y su principal marco institucional, la universidad, se convierten en su mejor garante, en la mejor forma de obscurecerlo todo. 

En el capitalismo tardío las universidades y los centros de reflexión teórica que antes eran el punto nodal de toda crítica a lo existente se han transformado en espacios de “energía obscura” que impiden que la sociedad pueda iluminar aquello que se debe destruir. Una de las manifestaciones de esa “energía obscura” son los papers científicos (no todos por supuesto), en especial en ciencias sociales, porque son, realmente, formas de obscurecer y, por tanto, legitimar y avalar, la violencia del capitalismo tardío. Eso pude comprenderlo de primera mano y es eso lo que quiero expresar en este testimonio.

 

 

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