lunes, 30 de septiembre de 2013

CONO SUR: LA GUERRA SILENCIOSA

CONO SUR: LA GUERRA SILENCIOSA. 


POR PABLO DÁVALOS.


Periódico Diagonal
24 septiembre 2013
Se ha generado una retórica, con respecto a América La­tina, que nada tiene que ver con su realidad y que forma parte de una estrategia de dominación política correlativa a las nuevas formas que asume la acumulación del capital. En esa nueva narrativa se dice que los países latinoamericanos, en general, ahora tienen mejores oportunidades económicas que se evidencian por el aumento de la clase media en toda la región, el incremento del consumo, indicadores de crecimiento económico medidos en renta nacional o PIB, etc.
En ese sentido, han cumplido un rol clave en esa retórica instituciones como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Comisión Económica Para América Latina. En sus estudios, investigaciones y estadísticas, aunque hay señales que puedan preocupar a la macroeconomía, en general, no hay motivos para la desesperanza ni para la crítica. Todo lo contrario, la región avanza a ritmos de crecimiento envidiables mientras los países europeos y también EE UU aún no logran salir de la crisis. Este relato utiliza la macroeconomía y su discurso tecnocrático para cumplir un rol ideológico clave: permite invisibilizar la violencia del despojo territorial, la disciplina social de la democracia liberal y también a los contra-discursos críticos, las movilizaciones sociales y las alternativas radicales que se están produciendo en la región.
Hay varias señales de que hay algo que no está bien y que no encaja con esta retórica oficial y que la realidad latinoamericana no tiene ningún tinte de color rosa; que solamente se trata de una discursividad que intenta generar las condiciones para la hegemonía de la dominación que, en el caso de América Latina, asume la forma del extractivismo.
En efecto, esa retórica oculta una realidad más dramática, aquella que da cuenta de que las dinámicas del extractivismo están originando una violencia sin precedentes. Lo que está en juego y que no puede verse por esta falaz ideología del desarrollo, es la privatización y despojo de los territorios en una magnitud que recuerda los primeros tiempos de la conquista europea. En esa violencia aparecen aspectos relativamente novedosos y dan cuenta de las formas políticas que asume el extractivismo en la región. Uno de ellos es la conversión en sujeto político del crimen organizado. Su violencia permite la regulación de la  conflictividad social que emerge desde el extractivismo y la privatización territorial. En Méxi­co y Centroamérica, existen vastas regiones territoriales en donde, efectivamente, es el crimen organizado quien asume la función de Estado. En las recientes elecciones mexicanas, el dato fundamental era cómo detener el asesinato selectivo y sistemático de los candidatos a los gobiernos locales en casi todo el país.
La crueldad que exhibe el crimen organizado tiene propósitos heurísticos: le señala a la democracia liberal sus límites exactos. Esos límites son fundamentales para la acumulación del capital. Es una guerra que se extiende por todo el continente porque nace, precisamente, de esa frontera de violencia y confrontación marcada por el despojo territorial como condición fundamental para el extractivismo. Esa guerra silenciosa tuvo un hecho fundacional en el Plan Colombia y, paradójicamente, en las reformas constitucionales de inicios de los ‘90, en Colombia. El Plan Co­lombia creó esa heurística del miedo tan fundamental para la dominación política del capital.
En 1991, en Colombia, sucedió un hecho que desafía a toda imaginación: mientras la sociedad aprobaba uno de los textos constitucionales más importantes del continente y que, de alguna manera, habría de inaugurar para la región el debate sobre el neoconstitucionalismo, el Estado de derecho, la justicia y el desarrollo económico; los campesinos colombianos soportaban la crueldad y la dureza de la guerra civil de la forma más dramática y brutal. La Constitución colombiana aparece como la perversa forma simbólica de aquello que más tarde se denominarían los “falsos positivos”. La Constitución colombiana se disfrazaba de derechos para evitar asumir la resolución de la violencia de la guerra civil.
Remarco ese hecho por la paradoja que suscita y que apela: la pérdida del sentido de realidad detrás del derecho y su institucionalidad. Esa pérdida de sentido inscribe una aporía al interior de la epísteme misma del liberalismo: aquella que hace referencia a la invisibilización de la violencia de la acumulación capitalista. Por ello, los campesinos colombianos fueron despojados de sus territorios porque la guerra civil y su violencia procesaban precisamente el despojo en un contexto de democracia, elecciones e instituciones.
Lo que en ese entonces aparecía como una particularidad de la guerra civil colombiana, en pocos años se convertiría en una realidad para una gran parte de países de América Latina. El crimen organizado se convertía en el interlocutor directo de la acumulación del capital. Hacía el ‘trabajo sucio’ de esa acumulación mientras el Estado y sus instituciones guardaban sus formas. Ese ‘trabajo sucio’ consistía en crear territorios baldíos para ser incorporados a las dinámicas de las industrias del petróleo, de la minería, del agronegocio, de las plantaciones, etc. Muchas de estas corporaciones transnacionales utilizan los servicios de estas guardias pretorianas del capital porque saben que el Estado, finalmente, está de su parte.
La frontera extractiva vincula a América Latina a los mercados mundiales de commodities y, por esta vía, a los mercados financieros especulativos internacionales. De esta forma, en última instancia, se crean las condiciones de posibilidad para la especulación financiera internacional.
En América Latina las movilizaciones sociales nunca se detuvieron. Los movimientos sociales latinoamericanos no sucumbieron a los cantos de sirena de los “gobiernos progresistas” de la región; más bien han sido críticos con estos gobiernos y han organizado una resistencia fuerte, a pesar del hecho de que esa resistencia haya sido invisibilizada. En efecto, desde las marchas por la defensa del Tipnis en Bolivia, las marchas por el agua y la vida en Ecuador, las movilizaciones de los yukpas en Ve­nezuela, la resistencia heroica de los pueblos mapuches, las movilizaciones de los pueblos Awá en Colombia, etc., dan cuenta de que el continente nunca cedió a las pretensiones del discurso oficial que veía crecimiento, desarrollo y consumo en el ciclo de los commodities. Y también de aquella izquierda oficial que rendía pleitesía a los gobiernos latinoamericanos que secuestraron en beneficio propio la enorme energía social desplegada en su lucha en contra del neoliberalismo, y que han sido denominados como “gobiernos progresistas”.
Las recientes movilizaciones en Brasil son parte de ese ciclo de luchas populares que a pesar de su invisibilización forman parte de su propia historia. Uno de los héroes más llamativos de la saga La danza in­móvil, del escritor peruano Manuel Scorza, ha sido Gara­bombo el Invisible. En la matriz teórica de la modernidad, la condición de invisibilidad atraviesa la historia de resistencias latinoamericanas, y de todos los garabombos que la hicieron.

Los discursos de poder

ALAI, América Latina en Movimiento

2008-05-19

Los discursos de poder

Pablo Dávalos





“La pieza estaba sombría, no tanto porque estaba obscura: la iluminación era casi demasiado visible, pero ella no esclarecía”
Maurice Blanchot: Le Pas au delà

¿Qué son los discursos de poder? ¿Qué axiomática revelan? ¿Qué estrategias vinculan? ¿Qué prácticas históricas codifican? ¿Qué uso hacen de la razón, de la verdad, del conocimiento, de la historia, del presente y del pasado? Cuando nos enfrentamos a un discurso de poder, ¿qué posición moral, política o ideológica debemos asumir? ¿Cómo decodificarlos? ¿Cómo comprenderlos? ¿En qué campo ubicarlos: aquel de la ciencia o de la ideología? ¿Aquel de la comunicación o de la manipulación? Sobre todo cuando ese discurso de poder se enmascara desde la legitimidad de las ciencias, o de la moral ¿desde qué posición puede criticárselos de tal manera que a la vez no se deslegitime ni se haga un uso estratégico de la ciencia o de la ética? 

Los discursos de poder son elaboraciones discursivas complejas en las cuales se mezclan dimensiones semióticas propias de todo discurso, con construcciones epistemológicas, marcos analíticos, aspectos normativos, propuestas regulatorias y de intervención, y que, además, poseen intenciones políticas específicamente determinadas, es decir, y, en rigor, son discursos que no buscan “comunicar”, ni transmitir ningún tipo de conocimiento o elaboración teórica nueva o reinterpretativa, tampoco se inscriben dentro de una “acción comunicativa”, sino que tienen más bien la intención explícita de manipular, convencer, disuadir, actuar estratégicamente sobre los otros y administrar de manera consciente y explícita los consensos y los disensos, en función de las coordenadas del poder.

Dentro de esos discursos existe una disposición de conceptos, de categorías, de usos de la retórica cuya finalidad real no está en lo que dicen sino en lo que callan, o a veces en la forma en cómo lo dicen, o en el contexto en el que sitúan lo que dicen. Más allá de toda verdad posible, su función es práctica y releva de la eficacia en el ejercicio del poder. Los criterios de verdad que los estructuran dependen de ese complejo entramado de relaciones de poder y de contrapoder que nacen en toda sociedad. Más allá de la verdad y más acá de la historia, son formas discursivas e ideológicas que se corresponden a una relación entre el orden del saber, de la verdad y del poder.

Los discursos de poder utilizan los mismos elementos de cualquier discurso pero su disposición conceptual está hecha de tal modo que quien los recibe sea susceptible de ser “direccionado”, convencido, disuadido, persuadido, cooptado, manipulado, neutralizado, bloqueado. Se inscriben en los claroscuros del significante, en los intersticios de la verdad, en las ambigüedades de la razón, en las suspicacias de la lógica. Juegan con las ambigüedades de las palabras, utilizan conceptos que relevan de la ciencia, se enmascaran de analítica y los articulan dentro de un marco conceptual estratégico: son un claroscuro de sombras en el espejo.

Aquello que hace que los discursos de poder tengan fuerza y legitimidad está justamente en esa disposición estratégica en la analítica de los conceptos que utilizan, porque en general se trata de conceptos o nociones con las cuales aparentemente no podemos estar en desacuerdo. ¿Quién podría en su sano juicio oponerse a que las necesidades de la producción respeten a la naturaleza que es el pedido inherente al discurso del desarrollo sustentable? ¿Quién podría sospechar o imaginar siquiera que los pedidos de protección a la naturaleza hechos desde el discurso del desarrollo sustentable puedan esconder una intencionalidad más profunda que sería justamente lo contrario de lo que se proclama?

Y en otros ámbitos: ¿quién puede oponerse a la modernización del Estado? ¿Cómo puede deconstruirse el discurso del déficit fiscal y de su relación con la inflación? ¿Quién puede sospechar que detrás del discurso de la estabilización macroeconómica se esconden las necesidades del poder financiero? ¿Quién puede oponerse al discurso de la pobreza tanto a su elaboración conceptual cuanto a sus propuestas de acción? ¿Quién puede pensar que en el discurso de la gobernabilidad pueda esconderse una intencionalidad más profunda y real que aquella específicamente enunciada en la teoría del buen gobierno? ¿Quién puede sospechar que la propuesta de las microfinanzas en realidad corresponden a las lógicas del gran capital? ¿Quién puede oponerse a los loables propósitos de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM), cuando en realidad son parte de la estrategia neoliberal? ¿No se trata acaso de un ejercicio de suspicacia en consideración a un determinado tipo de discurso? ¿No estamos exagerando las posibilidades de la hermenéutica al integrarla quizá de manera arbitraria a un campo de relaciones de poder?

Así, sospechar de estos discursos, podría aparecer como una exageración, o incluso como un acto de suspicacia gratuita ante discursos que han logrado una gran legitimidad social y cierto consenso social; pero hay algo en esas formas discursivas que llaman la atención y que tienen que ver justamente con esa eficacia, con ese uso instrumental que está más allá de toda consideración académica o analítica, porque si existe un campo de relaciones de poder, la cuestión es que sobre y desde ese campo se generan, discursos o prácticas discursivas que tienden a legitimarlo, que tienden a ser funcionales a ese poder, que tienden a convertirse en recurso de ese poder.

Alguna vez el filósofo francés Michel Foucault hacía un reconocimiento que es muy revelador de su análisis del poder: “Mientras más me adentro en mi investigación, más convencido estoy de que la formación de los discursos y la genealogía del saber deben ser analizadas no a partir de tipos de conciencia, modalidades de percepción o formas ideológicas, sino más bien como tácticas y estrategias del poder”.[1]

Los discursos entonces relevan de prácticas históricas concretas que albergan a su interior un campo de relaciones de fuerza y de resistencia. Si la historia está transida de esa tensión conflictual del poder, entonces, esos discursos que operan y se generan desde el poder y que le son altamente funcionales pueden ser también comprendidos como verdaderos “discursos de poder”.

Entiendo por discursos de poder aquella disposición de tipo estratégico de conceptos, categorías, e incluso axiomas, que pueden nacer desde diferentes campos del conocimiento o de las prácticas humanas, pero cuya disposición estratégica los convierte en instrumentos de una finalidad determinada dentro de un campo de relaciones de poder y de contrapoder. Los discursos de poder nacen vinculados a prácticas sociales concretas, y se forman, estructuran y se extienden desde un marco institucional determinado. Los discursos de poder son formulaciones teóricas elaboradas, pensadas, concebidas y estructuradas previamente. No son discursos espontáneos. No son parte de una retórica producida en común, aunque puede ser que después se conviertan en parte de la retórica social, pero en su elaboración, en su formulación participan de una práctica compleja que está muy vinculada con las relaciones existentes entre el saber (o el conocer) y el poder. Tal como lo escribía Michel Foucault: “no es la sistematicidad de un discurso lo que prueba su verdad, sino, al contrario, su posibilidad de disociarse, de reutilizarse, de reimplantarse en otras partes”,[2] tal es el criterio de verdad que sustenta a estos discursos de poder.

En esas formas discursivas en las que se inscriben los discursos de poder, se sitúan una vasta producción de tipo teórico que tiene claras intencionalidades políticas. Por ejemplo, pueden ser comprendidas allí, todas las elaboraciones teóricas, analíticas y normativas hechas desde la noción de “gobernabilidad”, o aquellas hechas desde las nociones del “estabilización macroeconómica”, o el discurso de la “globalización” con sus correlatos de la “competitividad”, el “aperturismo”; o aquellas hechas desde la noción de “pobreza”, o el discurso que trabaja con la noción de “participación ciudadana”, o aquel que utiliza la figura de la “modernización del Estado”, como eje estratégico para su desmantelamiento, o, el discurso de la “lucha en contra de la corrupción”, o aquellas elaboradas desde el “desarrollo sustentable”, o el discurso de la seguridad alimentaria; o, para estar más a tono con los tiempos presentes, el discurso de la lucha contra el terrorismo .

La panoplia de nociones que se integran desde un discurso de poder es extensa y compleja. Allí trabajan los think tanks del poder. Desde allí se generan nociones de sentido bajo las cuales se estructurarán los debates, las discusiones, las posibilidades teóricas, las consecuencias normativas, los acuerdos internacionales, los encuentros del G-8, las conclusiones del Foro de Davos, etc.

Los discursos de poder han logrado consolidar en su interior aquello que para las ciencias sociales siempre ha parecido una utopía, y es la interdisciplinaridad. Porque los discursos de poder son elaboraciones complejas, que recurren a la validación de diferentes campos epistemológicos, que estructuran en su interior puntos de convergencia desde diversos campos analíticos, que se formulan desde los requerimientos del poder, pero que se forman, se consolidan, se estructuran, se diseminan, se propagan, y extienden desde las universidades de los países más ricos, y los institutos de investigación al estilo de la Rand Corporation, o la Freedom House, el Cato Institute, entre otros.

Fue la universidad norteamericana de Harvard quien diseñó las estrategias de transición al capitalismo en la Rusia pos-soviética. Milton Friedman, fundamentó la contrarrevolución monetarista al interior del claustro universitario de Chicago, y de esta universidad provendrían la mayoría de economistas neoliberales que asegurarían la transición al neoliberalismo y la privatización del Estado a nivel mundial. Las universidades fueron fundamentales para otorgar una cobertura de legitimidad al discurso de poder del neoliberalismo. Las propuestas del neoliberalismo aparecían como propuestas “científicas” y, por tanto, necesarias ante la crisis. Nunca fueron visualizadas como recursos estratégicos del nuevo poder financiero mundial que buscaba la forma de disputarle al Estado la regulación de las sociedades y el control de los recursos.

Los discursos de poder, se sitúan en la ubicua y ambigua frontera de la ciencia y de la ideología. Apelan las más de veces a un positivismo producto de la Ilustración pero que cumple un rol ideológico fundamental al otorgarlos cierta legitimidad científica que los separa de toda responsabilidad ética (“La Economía Positiva es, en principio, independiente de cualquier posición ética o cualesquiera juicios normativos”, escribe Milton Friedman).

Revestidos de cifras, de datos, de hipótesis con supuesto valor heurístico, y de una metodología que proviene justamente de la ciencia, las más de veces se consolidan con la pretensión de ser asumidos socialmente como discursos científicos y desde allí generan, estructuran y direccionan todo un campo de nociones de sentido que están sometidos a los requerimientos políticos del poder. Su ámbito natural son las ciencias sociales, aunque no dudan en apelar a las ciencias fácticas y naturales, cuando le es necesario en su sustentación teórica y analítica.

Sus cajas de resonancia son un complejo entramado institucional en el que tienen una gran importancia las multilaterales de crédito (FMI, Banco Mundial, BIS, etc.), los organismos de la cooperación al desarrollo (GTZ alemana, COSUDE, USAID, etc.), las instituciones de las Naciones Unidas (PNUD, FAO, OMS, etc.), institutos privados y públicos de investigación, universidades, etc. De estas instituciones nacen y se despliegan una serie de marcos conceptuales que conformarán estos discursos de poder, como por ejemplo, las metodologías de los marcos lógicos y los planes estratégicos (conceptualizados por la cooperación alemana para el desarrollo), los conceptos de “etnodesarrollo” (desarrollados por el Banco Mundial y el BID), los conceptos de género, pobreza, crecimiento económico, etc.

Es fundamental empezar un proceso de deconstrucción de estos discursos, sobre todo en los ámbitos de la economía, la política, la sociología, la antropología, la comunicación, el arte. Es necesario desmontar esos discursos del “dólar diario” para explicar la pobreza, de las microfinanzas para superar las trampas de la explotación capitalista, de la globalización, la competitividad, la participación ciudadana, etc. Es necesario comprender a esos discursos y toda la parafernalia metodológica que han creado (desde los “árboles de problemas” de los marcos lógicos, hasta las nociones de gobernanza de los recursos naturales, entre aquellos que ahora están de moda), como discursos de poder. Las luchas y resistencias de los movimientos sociales, tienen también que atravesar esos territorios de los conceptos, los discursos y las retóricas que han justificado, legitimado y permitido la imposición de la barbarie neoliberal.

Notas 

[1] Foucault, Michel, Dits et Ecrits, Vol. III, pp. 39, Gallimard, París, 1998.

[2] Foucault, Michel, op. cit. pp. 78

- Pablo Dávalos es economista y profesor universitario ecuatoriano.


http://alainet.org/active/24089&lang=es

miércoles, 11 de septiembre de 2013

CHILE Invitación Presentación del Libro "La Democracia Disciplinaria. El proyecto posneoliberal para América Latina" de Pablo Dávalos

CHILE 

Invitación

Los queremos invitar a la presentación del libro "La Democracia Disciplinaria. El proyecto posneoliberal para América Latina" del invetsigador ecuatoriano Pablo Dávalos, que se realizará este jueves 12 de septiembre a las 18.30 horas en la Universidad Católica Raúl Silva Henríquez 
(General Jofré 462 , entre Carmen y Lira, Santiago Centro).

Pablo Dávalos tiene una larga trayectoria en investigaciones económicas y en la implementación de políticas reales. Fue viceministro de Economía del Ecuador cuando el titular de esa cartera era Rafael Correa, actual presidente de ese país, es asesor de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE) y miembro del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

"La Democracia Disciplinaria" es una crítica directa a las nuevas formas de institucionalización del Estado, especialmente de los llamados gobiernos progresistas,  y su dependencia de nuestros recursos mineros, acuiferos y alimenticios, que se convierten en moneda de cambio para que nuestros líderes sean aceptados y reconocidos internacionalmente.

Los vamos a estar esperando

Editorial Quimantú
Los vamos a estar esperando, además con una exposición de libros de la antigua Editora Nacional Quimantú (1071-1973). Para hojear la historia...

domingo, 8 de septiembre de 2013

ENTREVISTA AL ECONOMISTA PABLO DAVALOS: EL DINERO DE LA MINERÍA NO PUEDE IR A LA SALUD Y LA EDUCACIÓN

ENTREVISTA AL ECONOMISTA PABLO DAVALOS: EL DINERO DE LA MINERÍA NO PUEDE IR A LA SALUD Y LA EDUCACIÓN


ENTREVISTA AL ECONOMISTA PABLO DAVALOS*
EL DINERO QUE SUPUESTAMENTE SE VA A RECAUDAR POR LA MINERÍA NO PUEDE IR A LA SALUD Y LA EDUCACIÓN, NO PUEDE SER INVERTIDO EN EL SUELDO DE LOS MÉDICOS Y  LOS MAESTROS O EN LOS NIÑOS, PORQUE LA CONSTITUCIÓN LO PROHÍBE.

LDF: Las políticas de ajuste estructural ya no tienen vigencia, por lo menos en el Ecuador. Y el Gobierno se ha alejado del Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial. ?Entonces cómo clasificar la política económica actual del gobierno?
Los programas de ajuste estructural, son una serie de medidas  macroeconómicas que buscan reducir la capacidad de consumo e inversión en la  sociedad. De ahí, supuestamente,  se reduce la inflación, por que se establece una relación entre la demanda de la sociedad y la inflación, mientras más demanda en la sociedad  mayor  presión inflacionaria.
Esas medidas fueron promocionadas por el FMI en los años 80 y 90, y se implementaron en el Ecuador hasta el año 2005 cuando el último paquete de ajuste fue implementado por  el ex presidente Lucio Gutiérrez. Pero no han sido características de la programación económica de este Gobierno. Ya no existen políticas de ajuste macrofiscal desde el inicio del gobierno de Alfredo Palacio,  en el año 2006, hasta la presente fecha. Ni el Gobierno de Palacio, ni el Gobierno de Correa han asumido Políticas macrofiscales de control de la demanda. Todo lo contrario, han asumido políticas de expansión de la demanda.
Sin embargo, las políticas de expansión de la demanda suelen confundirse con las políticas keynesianas,  pero éstas van más allá del mero incremento del consumo. Su objetivo es pleno  empleo. De tal manera  que la intervención del Estado  contribuye a la generación de señales al interior de  la economía  utilizando la política monetaria y  la política fiscal. Pero sobre todo es la política monetaria que sirve para expandir la capacidad de consumo de la sociedad  y de ahí llegar al pleno empleo. Es un modelo de estado que puede ser denominado Estado de Bienestar.
Pero Keynes no fue ningún socialista, su propuesta se hizo dentro del modelo capitalista, de de sector privado.
Si, pero en todo caso el objetivo  de Keynes es el pleno  empleo a través de la vía del consumo, y el consumo se financia a través de la política monetaria. Pero ´Estas políticas, no son políticas de un Gobierno en particular, es decir que estas políticas  expansivas de demanda  no pertenecen a Correa;  son políticas  que se aplican en toda la región, en todos los países de América Latina, sin excepción. Entonces  no es un Gobierno sea de izquierda o de derecha el que se haya apropiado de estas políticas como son de la demanda.
Y esto es bueno o malo?
Eso depende, por que la economía no es ni buena ni mala. Se llama acumulación de capital, la  acumulación de capital no es ni buena no mala; es un proceso histórico. Y la acumulación de capital está indicando que en el caso de América Latina estas políticas de reactivación de la demanda permiten la transformación de la Economía. ¿Hacia dónde?  Hacia un modelo que puede ser visto como un modelo extractivista,  reprimarizador. ¿Por qué? Porque estos países exportan materias primas, y el precio de las materias primas los ´commodities´´, por su nombre en inglés, en este momento empiezan a incrementarse, y se incrementan de precio básicamente por dos dinámicas:
Una la Industrialización intensiva del sudeste asiático, especialmente de la China.
Y otra la especulación financiera; por ejemplo la especulación financiera  presiona el precio del oro; y ha logrado que el precio del oro se eleve para poder garantizar la emisión de títulos, valores, por parte de los mercados, y las operadoras  financieras especulativos.
Eso ha significado recursos para los países Latinoamericanos, y con estos recursos han logrado primero, saldar sus deudas,  y una vez saldadas sus deudas, la liquidez les permite expandir la demanda, y esa expansión  de la demanda les otorga legitimidad para poder cambiar la orientación de nuestras economía hacia una orientación extractivo primaria.
Pero expandir la demanda  va en contra de la idea del pos extractivismo, de la búsqueda del buen vivir , y la imposibilidad de que todos vivamos con el mismo nivel de consumo de Estados Unidos por ejemplo. 
 La Política Económica de todos los países apunta a una expansión de la demanda, está expansión de la demanda obedece al hecho del crecimiento de los mercados a nivel mundial. Hay una transnacionalización de los mercados, pero esta expansión de la demanda no es una expansión equitativa.
Se expande la demanda en los sectores con mayores capacidades de compra, mientras en los sectores que tienen pocos ingresos no expanden la demanda. Estos no se integran  al mercado  mundial. Están fuera del mercado mundial. Para esos sectores de pocos recursos, existen  políticas focalizadas, que el Estado financia, esos subsidios, por la vía de impuestos arancelarios a los ´commodities´.
Estos subsidios se llaman transferencias monetarias condicionadas, y forman parte de la estrategia de intervención social en toda América Latina. El subsidio más grande es él de Brasil, donde se llama ´´Bolsa Familia´´. Alcanza alrededor de cinco millones de hogares, y entrega  un promedio de 74 dólares; es decir alrededor de 100 a 120 reales por familia. Pero no es el único programa en la región. Como mencioné, todos los países los tienen
Y estos programas tienen varios propósitos. Por una parte generan clientelas políticas hacia los Gobiernos. Por otra parte la monetización de estos sectores destruya sus instituciones ancestrales. Genera comportamientos estratégicos y generan una heurística del mercado, les enseña cómo funciona el  mercado. De tal manera que la resolución de los conflictos sociales pasa necesariamente por los mecanismos de mercado, y de ahí destruye  finalmente destruye  toda la institucionalidad. Todas las prácticas ancestrales que no eran mercantiles, ahora son mercantiles. Genera una pobreza monetaria, que solamente  puede resolverse en términos monetarios, y obliga  a estos sectores a integrarse a los mercados monetarios.
¿Esto pasa solo en América Latina?
Está paSando  en toda América Latina, pero no en todo el mundo. En África no  tienes programas de transferencia monetaria, es algo condicionado, de determinadas regiones. Pero sí en América Latina de México a Argentina existen programas de intervención.
¿Los impactos en pueblos que antes no eran monetarizados no son inevitables por el contacto con un mundo capitalista globalizada?   
Ese es un proceso que viene de los últimos años, viene con la globalización, viene con la especulación financiera. Fue descrito por Marx como procesos de concentración de capital, en el sentido de que  el capitalismo siempre está ampliando sus fronteras, siempre está incorporando nuevos sectores, y nuevas poblaciones  a la lógica mercantil. La globalización, y la especulación que la empuja, necesitan ampliarse y a medida que se amplía, va incorporando territorios y poblaciones, y interviniendo en estas poblaciones , incluso en su psiquis, de tal manera que las conforma como  consumidores, les enseña el consumo y las actividades de relacionamiento estratégicos. Entonces esto forma parte de la globalización del capitalismo.
¿No es asunto de zapato y horno? Por ejemplo, cuando el dinero llega a los jóvenes de pueblos que antes eran más aislados, lo que quieren es tecnología, equipos, computadoras conectarse con el mundo exterior…
Hay pueblos que incorporan las dinámicas del capitalismo sin perder su identidad, tienes el caso de los otavaleños, aquí en el Ecuador que han incorporando mecanismos, dinámicas y procesos capitalistas sin haber perdido sus identidades o sus formas institucionales y ancestrales. El problema no es ese, el problema viene cuando el capitalismo utiliza sus dinámicas para expropiar, desalojar, violentar, destruir. Es  otra dinámica, no tiene nada que ver con  el hecho de usar internet, usar zapatos, o querer viajar. Hablamos de cuando una  comunidad determinada tiene su territorio, y es desalojada de ese territorio, por  mecanismo violentos. En toda América Latina está pasando esto, en Perú hay comunidades que han sido desalojadas, y aquellas que resisten  son violentadas, masacradas, o criminalizadas. Entonces no se trata de un  consumo mimético, se trata de la violencia del sistema.
Entonces por eso la propuesta de salir del capitalismo para ir hacia el socialismo que nos traerá un mundo mejor?
No. Es que no hay Socialismo. Y no estoy hablando  de este gobierno, estoy hablando a nivel planetario. La idea del socialismo ha fracasado; la idea de Socialismo ya no está en el horizonte de las  posibilidades humanas. Con el Socialismo, ya no movilizas a nadie, ya no existe esa idea. Esa idea se quebró cuando se cayó el muro de Berlín y los países de la Unión Soviética pasaban al Capitalismo. La idea  y la movilización que había detrás del Socialismo se quebró, se rompió,  y de manera radical, de manera fundamental.
Es por eso  que el  mismo Capitalismo ha tenido que inventarse alter egos, en las figuras del terrorista por ejemplo. Porque necesita un enemigo para legitimarse, por que el socialismo ya ya no es el antagonista radical del capital.
Entonces hablamos más de la propuesta de ir a una etapa de pos extractivismo. ¿Es una propuesta para proteger al medio ambiente y respetar a los pueblos originarios aquí, en el Perú, que están sufriendo ataques violentos por las autoridades. ¿Pero cómo lo vamos a lograr?  Dicen que dependemos cada vez más del petróleo.
El extractivismo no es el problema del Ecuador. Existe el fenómeno también en Francia, es de donde existe una propuesta de bombardear a depósitos de Carbón y convertirlos en gas. Canadá es otro país extractivista. Es el país minero más importante del mundo. EE.UU es otro país minero, es otro país extractivista, el primer productor mundial de etanol de maíz. Entonces el extractivismo, no es solo de América Latina, el extractivismo está en otros  países centrales del capitalismo, en  los principales países europeos.
¿Qué implicaciones tiene para el Ecuador? ¿Es Posible salir de una dependencia de los recursos naturales?
Por  supuesto que es posible. La economía no está determinada por los dioses, ni  por el destino, ni tampoco obedece a leyes naturales, es un proceso social, es un proceso  que Marx describió como la lucha de clases. Es decir de confrontaciones de sectores sociales en función de proyectos políticas determinadas. Por ejemplo el Ecuador es el único país de toda América Latina donde la frontera minera, de la minería de cielo abierto, ha sido  detenida. Es el único país, no hay otros en toda América Latina. En Bolivia, el Gobierno de Evo Morales, está llegando a acuerdos con los chinos para industrializar el litio. Entonces Ecuador ha logrado parar la frontera extractivista a nivel de minería, no de Petróleo. Y por qué hemos logrado detener la frontera de la minería abierta?  Porque  hay resistencia social, hay organizaciones sociales que resisten.
Dicen que necesitamos el dinero de la minería para la salud, la educación, para fomentar el empleo….
Tomemos el ejemplo de Bolivia.  Bolivia dice nosotros necesitamos extraer recursos naturales, para pagar salud, educación, atención social. Ese argumento es falso, es mentiroso.  ¿Por qué? porque se puede financiar la salud y la educación con políticas monetarias. La Política Monetaria sirve para eso, sin hacer extractivismo.
Por ejemplo,  el Gobierno de Bolivia mantiene enormes reservar líquidas en la Banca Financiera Internacional,  y puede utilizar esas reservas para incrementar los salarios a los obreros. Pero no aceptó el planteamiento del 15% de los trabajadores.
Dos, tienen enormes reservas financieras que no se están siendo utilizadas. Quien utiliza las reservas monetarias de Bolivia  es el capital financiero especulativo.
Si el Gobierno de Bolivia quiere, y quiere hacer política social, tiene reservas, y tienen política monetaria, igual que los demás países. Esto implica política monetaria, es decir expansión monetaria para financiar programas sociales, y  esto no genera inflación. Esto de que la expansión monetaria genere inflación es un mito, creado por los neoliberales, justamente para trasladar el poder monetario al capital financiero. Pero la expansión monetaria no genera inflación, entonces puede financiar políticas a nivel social.
Pero las reservas del Ecuador son más bajas que las de Bolivia, que es un país más pobre
Pero siendo un país más pobre Bolivia gasta en educación salud más que el Ecuador. Veamos los datos. Bolivia gasta mucho más, gasta el doble de lo que gasta Ecuador en salud y educación.
¿Entonces hay que utilizar las rentas petroleras para aumentar las reservas o para pagar gastos de salud educación etc.?
Estamos confundiendo dos cosas. De la explotación petrolera, alrededor del 60% va a las empresas trasnacionales empresas transnacionales, el resto va al  Estado.  Pero el Estado no puede utilizar ese dinero para salud y educación. Es  falso decir que con esos recursos van a invertir en salud y educación. Es falso. ¿Por qué? Porque  las medidas  macrofiscales establecen lo siguiente: que solo el ingreso permanente financie el gasto permanente.
Entonces en salud y educación tenemos personal, es decir  los médicos, y en educación tenemos los maestros. Con el dinero de petróleo,  del extractivismo, se puede construir escuelas o hospitales, pero  no se puede gastar en el personal.
Entonces el dinero que supuestamente se va a recaudar por la minería no puede ir a la salud y la educación, no puede ser invertido en el sueldo de los médicos y los maestros, o en los niños, porque la Constitución lo prohíbe. Se pueden construir  dos o tres hospitales,  pero ¿con  qué vas a financiar el personal? ¿Quién va  a trabajar en esos hospitales? Se puede construir escuelas  pero ¿quién va a trabajar  en esas escuelas?
Si la Constitución  prohíbe financiar gastos corrientes con ingresos no permanentes, entonces para financiar salud y educación tienes que subir impuestos. Es la única forma. Controlando la evasión es otra posibilidad.  Entonces es mentira, es una mentira  decir que los ingresos del petróleo, o  los ingresos que son extraordinarios  de la minería van a salud  y educación, es mentira. Eso prohíbe la Constitución.
*Catedrático de la Universidad Catolica del Ecuador


sábado, 7 de septiembre de 2013

Entrevista Radio Centro Quito 7 de Septiembre del 2013

Radio Centro Quito 

www.radiocentroquito.com

Programa de Opinión 


Thalía Flores - Descifrando

Sábado 07 de Septiembre del 2013

Invitados: 

- Ex Canciller Dr. Benjamín Ortíz
- Analista Sociólogo Manuel Chiriboga 
- Ex Subsecretario de Finanzas Econ. Pablo Dávalos


Lo puede escuchar online en el siguiente link: 

http://notihoy.com.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=1030&Itemid=20

lunes, 2 de septiembre de 2013

Entrevista CÁLCULOS ECONÓMICOS SOBRE LA PRODUCCIÓN DEL YASUNÍ

Radio Visión 91.7 FM
Programa Buenos Días
Dr. Diego Oquendo Silva
Quito-Ecuador
2 de Septiembre del 2013

http://radiovision.com.ec/