Santiago Basabe, o la confusión convertida en doxa
Santiago Basabe, o la confusión convertida en doxa
Pablo Dávalos
Santiago Basabe es un politólogo de FLACSO-Ecuador, que ahora forma parte del coro neoliberal y ha decidido aventurarse en el minado campo de la economía. Con una liviandad que, es de suponer, jamás permitiría a sus estudiantes de ciencias políticas, se permite aventurar criterios sobre los subsidios a los combustibles, la equidad y la política fiscal, y repite los argumentos de la doxa neoliberal: que los subsidios del gas y la gasolina, en realidad, benefician a los sectores medios y altos porque les permite un costo menor de combustible para sus autos y sus piscinas y jacuzzis. Se suma al coro de sicofantes del neoliberalismo y exige al gobierno: la eliminación de esos subsidios, “Ya!”.
Como buen ideólogo neoliberal, considera ineludible, imprescindible y urgente esta decisión de política económica. Ahora bien, ¿intuye Basabe de las consecuencias de sus exigencias? ¿Tiene alguna idea de lo que significan los conceptos de demanda agregada, costos marginales, precios relativos? ¿Habrá alguna vez leído o estudiado las fórmulas matemáticas inherentes a los conceptos de los multiplicadores macroeconómicos? ¿Sabe acaso que una de las políticas de equidad social más importante es, precisamente, la política de subsidios? ¿Es consciente de las aporías de su razonamiento? ¿Se da cuenta que a nivel de la ciencia económica está expresando un desatino de proporciones? ¿Habrá alguna vez leído a Wittgenstein y su recomendación de que aquello de lo que no sabe es mejor no hablar?
El subsidio a los combustibles no se define por el comportamiento de cierto sector social que puede utilizarlo para sus autos o piscinas, pensar de esta forma es simplemente ideología de la más burda; en realidad, el subsidio a los combustibles sostiene los costos marginales de todos los precios de la economía. Es decir, cambiar los costos de los combustibles, como lo haría la eliminación del subsidio, implicaría transformar los precios relativos de toda la economía. Para comprender el subsidio de a los combustibles es necesaria una visión de macroeconomía y una posición epistemológica consistente con ella.
En términos macroeconómicos, el precio de los combustibles define el precio de la energía y, con ello, el sustento de todo costo marginal. En virtud de los efectos multiplicadores de la economía, un cambio en los precios relativos transforma la relación ingreso-gasto tanto de los hogares como de las empresas. Si añadimos la economía de los costos de transacción y de las asimetrías de la información, la eliminación de los subsidios a los combustibles, golpearía de forma directa y regresiva la relación ingreso-gasto de todos los quintiles de la población, excepto del quintil más rico, aquel que tiene piscinas y jacuzzis. Para que esta medida de la eliminación del subsidio a los combustibles sea sostenible, sería necesario incrementar el salario mínimo vital en proporción a los cambios en los precios relativos para mantener en equilibrio la relación ingreso-gasto de los hogares.
En otros términos, no hay peor política de iniquidad social que aquella que exige Basabe. Pero lo que sorprende de él, habida cuenta de su profesión de académico en ciencias políticas, es su incapacidad de comprender los efectos políticos de sus exigencias. Cualquier politólogo intuiría de las graves consecuencias para la gobernabilidad del sistema político, cualquiera menos, por supuesto, Santiago Basabe.